martes, 9 de septiembre de 2014

 VIDEO NUMERO   2:

Después de ese proyecto, confecciono otra de esas maquinas un poco más sofisticada y
grande. Se dijo que esta funcionaria a vapor debido a su tamaño, pero Babbage
nunca construyo una maquina, su protordenador se colapso antes de ser
terminado, fue víctima de herramientas imprecisas y de falta de fondos. Todo
esto ocurrió 100 años antes de que se vuelva a considerar la idea de un aparato
así.
Alentado por una eclosión de población en América, el siguiente paso en la vida del
ordenador fue a fines del siglo XIX.
Cundo oleadas masivas de inmigrantes amenazaban con sobrecargar el censo americano de 1890.
En 1887 la oficina del censo todavía llevaba la cuenta del recuento de
1880 a mano, desesperados rogaban por otra forma de tabular los resultados.
Entonces fue cuando un antiguo inspector del MID llamado Herman Hollerith introdujo una
serie de maquinas que harían que el recuento del censo sea más fácil.
Cada persona estaba representada por una tarjeta, los individuos tenían que perforar las
cajas relacionadas con su edad, sexo, raza y profesión. Los trabajadores del
censo entonces, introducían las tarjetas perforadas en las maquinas.
La tabulación se hacía con electricidad, al utilizar clavijas eléctricas los
resultados se registraban en una serie de diales como si fueran relojes, otras
maquinas separaban las tarjetas.
Las maquinas de Hollerith aceleraban de forma vertiginosa el procesamiento de la
información. Que en solo 6 semanas se había hecho el recuento del censo del
1890 de 62.622.250 habitantes.
Luego realizo negocios con empresas ferroviarias debido a que no podía ser contratado
solo cada 10 años. Antes de los años 30, los aparatos computacionales se

utilizaban para seguirle el recuento a la población, pasajeros de tren y archivos de seguros de vida.

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